Recuerdo bien mi oración: Dios dame fuerzas ya no quiero ser débil, quiero ser fuerte y no caer mas... dame fortaleza.
Creo que no soy la única que ha pedido fuerzas a Dios en algún momento
de la vida, sin embargo ese día algo inusual pasó.
Agarre mi Biblia y comencé a leer…
Aquí nos habla que Juan crecía y se fortalecía. ¿Cómo crees que lo hacía?
Supongo que él oraba, que él estaba con personas de su misma fe, que tenia
comunión con Dios, que buscaba al
Espíritu Santo entre otras cosas.
Al leer esto me di cuenta que muchas de las veces nosotras pedimos a
Dios, y pedimos y pedimos… pero ¿hacemos nostras la parte que nos corresponde?
Dios me da fuerzas, sí Él no me diera fuerzas, seguramente ya no
estaría aquí, pero para poder sentirme de la manera que yo quería sentirme yo tuve
que hacer mi parte.
Orar más, leer mi Biblia, poner atención en las reuniones, empezar a tener una intimidad con Dios, entre otras fueron fundamentales. Y así fue como logre tener esas fuerzas que yo pedía a Dios.
Sí te das cuenta no todo recae en las manos de Dios, hay una balanza, Él tiene una parte por hacer y tú tienes otra parte por hacer. Cuando se hacen
las dos partes es cuando todo da cierto.
Querida, si crees que Dios no te está haciendo caso, mal haces, ahora
mejor piensa y pregúntate:
¿Estoy haciendo mi parte?